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  Loli
 

Lolicon

Lolicon (ロリコン, rorikon) contracción del término Lolita Complex ("complejo de Lolita"), derivado a su vez de la novela Lolita, deVladimir Nabokov.
En el mundo del anime y manga se le asocia con historias que involucran personajes femeninos con rasgos infantiles se encuentran en situaciones eróticas, que van desde solo insinuaciones hasta situaciones que incluyen el sadismo, o en una relación sentimental con un adulto, niños de su misma edad o menores. En Japón, el término se aplica, además de la forma ya mencionada, para denotar la atracción hacia las jóvenes menores de edad y, así mismo, para la persona que se sienta atraída por ellas.
El equivalente masculino del lolicon es el shotacon.

Etimología

"Lolita Complex" es abreviado como "lolicom" pero debido a la fonética japonesa se suele escribir como "rorikon", la "C", la "L" y la "M" son intercambiadas por la "K", la "R" y la "N"; sin embargo al pasar los caracteres al estilo romanji las "R" son cambiadas por "L" dando lugar a su forma más común. En Japón, "lolicon" también puede referirse a la gente que se siente atraída sexualmente hacia las niñas ya sean "reales" o "imaginarias", es sinónimo de pedofilia.
Actualmente no hay una definición exacta del termino debido a la falta de consenso sobre que significado debe tener y de lo que debe englobar.

Polémica

Existe una fuerte crítica hacia el lolicon. Sus detractores afirman que contribuye a casos de abuso infantil. Los que lo defienden, aseguran que no existen pruebas de casos que afirmen los argumentos de los críticos. Mientras tanto, varios países han elaborado leyes en contra de cualquier material que contenga imágenes sexuales o lascivas que involucren a personas menores de edad en apariencia. Esto ha generado reacciones en contra, argumentando, entre otras cosas, que las imágenes que representan a un personaje no tienen edad, al ser ficticios.
El crítico cultural Hiroki Azuma dice que muy pocos lectores de manga lolicon cometen delitos. En la cultura Otaku, lolicon es la "más conveniente forma de rebelión" contra la sociedad.
Milton Diamond y Ayako Uchiyama observan una fuerte correlación entre el aumento espectacular de material pornográfico en el Japón de la década de 1970 en adelante y una notable disminución de las denuncias de violencia sexual, incluidos los crímenes y agresiones por parte de los menores en los niños menores de 13 años.
Citan conclusiones similares como Dinamarca y Alemania Occidental. En su resumen, afirman que la preocupación de que los países con amplia disponibilidad de material sexualmente explícito que sufren mayores índices de delitos sexuales no fue validado, y que la reducción de los delitos sexuales en el Japón durante ese período puede haber sido influenciada por una variedad de factores que se han descrito en su estudio.
Sharon Kinsella observó un incremento en las cuentas de prostitución de colegialas en los medios de comunicación a finales de 1990, y especuló que estos informes no han desarrollado en contrapunto a la presentación de informes sobre el aumento de mujeres de solaz. Ella especuló que, "puede ser que la imagen de la niña feliz en venta voluntariamente anule la imagen de culpa".
Una organización japonesa sin fines de lucro llamada CASPAR ha afirmado que el lolicon y otros tipos de anime/manga alientan los delitos sexuales. El grupo fue fundado en 1989, para la regulación de las campañas de imagen de las menores en las revistas pornográficas y juegos de vídeo. La atención al público fue ejercida sobre esta cuestión cuando Tsutomu Miyazaki secuestró y asesinó a cuatro niñas de edades comprendidas entre los 4 y 7 en 1988 y 1989, y cometió actos de necrofilia con sus cadáveres. El Tribunal Superior de Tokio dictaminó su estado mental, afirmando que "los asesinatos fueron premeditados y que se derivaba de las fantasías sexuales de Miyazaki", y fue ejecutado en la horca por sus crímenes el 17 de junio de 2008.
El sentimiento público contra la pornografía infantil de animación se reavivó en 2005, cuando un convicto delincuente sexual, que fue detenido por el asesinato de una niña de siete años de edad en Nara, se sospechó que era un fan del lolicon. A pesar de la especulación de los medios de comunicación, se constató que el asesino, Kaoru Kobayashi, rara vez tenía interés en el manga, los juegos o las muñecas. Sostuvo, sin embargo, que él se había interesado en las niñas después de ver un vídeo pornográfico de animación como un estudiante de secundaria. Fue condenado a muerte por ahorcamiento.
Según Michiko Magaoko, director de una organización sin fines de lucro en Kioto llamada Guía Juvenil, fundada en 2003, aproximadamente la mitad de los 2.000 títulos de animación pornográfico distribuido en Japón todos los años, incluyendo películas y juegos de video, tienen personajes escolares.
Mitsui Kondo, un representante de Osaka de la Agencia de Protección del Niño, sostiene que estas películas pueden distorsionar las actitudes hacia las niñas: "Esta situación hace que nuestra sociedad sea más peligrosa para las niñas... Tenemos que pensar antes de hablar de la libertad de expresión".
El 11 de marzo de 2008, UNICEF Japón emitió una declaración llamando a ser aún más estrictos sobre la pornografía infantil en Japón, incluida la prohibición de las representaciones sexuales de menores en manga, anime y juegos de ordenador. Esta prohibición fue estudiada y finalmente denegada por el funcionariado japonés.


 
   
 
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